Experiencias Místicas
El P. Preca tuvo que superar numerosos obstáculos en los primeros veinticinco años de vida de la Sociedad, pero el Señor no le dejó sufrir más de lo que podía soportar. En ocasiones era evidente que Dios intervenía de forma tangible para fortalecer la fe y la moral de este bendecido sacerdote.
Uno de esos momentos fue cuando el P. Jorge volvía a casa desde una ciudad llamada Paola. Pasó junto a una columna sobre la cual estaba erigida una cruz. Cerca del lugar vio a un niño de unos doce años que tiraba de una carreta de estiércol. El niño se volvió, miró al sacerdote y le pidió que le ayudara. El P. Preca puso las manos en el borde del carretón y empezó a empujar. Solía contar que en el momento en que puso la mano para empujar la carreta, una gran sensación de alegría le llenó su alma y no supo decir hacia qué dirección se dirigieron finalmente. El P. Jorge relató esta experiencia mística varias veces, en general, entendía que se trataba de una especie de aprobación y aliento del propio Jesús para la nueva Sociedad.
El Padre Preca vivió otra experiencia mística en 1916. Durante ese año una serie de cartas difamatorias en la prensa maltesa lo atacaron sin piedad, con la intención de humillarlo. Como cualquier ser humano, sufrió ante las mentiras y no sabía cómo responder. Un día, al subir a su habitación, se detuvo ante la imagen de Nuestra Señora del Buen Consejo y le rezó por esta situación. En ese instante, escuchó una voz clara y nítida que le decía en latín: «Serva Silentium», que significa «guarda silencio». El Padre Preca interpretó esto como un mensaje de la Virgen María, pidiéndole que no tomara represalias ni respondiera a las falsas acusaciones que le dirigían.
Un Escritor Prolífico
El P. Jorge Preca era un hombre incansable y dinámico. Nellie Bartolo, quien lo ayudaba en casa, mencionó que a menudo literalmente quemaba una vela, llevaba una vida de absoluta pobreza y trabajaba hasta bien tarde bajo la tenue luz de una vela; ya sea preparando sermones o escribiendo alguno de sus más de 140 libros y folletos. Su deseo era enseñar a Malta el amor a Dios y al prójimo, y anhelaba que el mundo entero aceptara el Evangelio (Magister Utinam Sequator Evangelium Universus Mundus). No escatimaba esfuerzos para alcanzar este ideal.
En una época en que la lengua maltesa era relegada por el italiano y el inglés, el Padre Preca comenzó a escribir en maltés para el público. Sus primeros escritos datan de 1909 y ya para entonces era reconocido su talento como escritor. Utilizaba un método ingenioso: «papeles de mano en mano», hojas impresas que abordaban temas doctrinales y circulaban entre las personas, para enseñar distintos aspectos de la vida cristiana.
El Predicador
Como predicador, el P. Jorge Preca era muy solicitado. Cuando se anunciaba su visita a un pueblo o ciudad, la gente se movilizaba en masa para escucharlo. Al caminar por las calles, erguido e inclinado levemente hacia adelante, con su mano levantada en señal de bendición, los niños se agrupaban a su alrededor y las madres le pedían que bendijera a sus bebés y rosarios. Su poder no se limitaba a las palabras, sino que emanaba de una fuerza interior comparable a la de muchos grandes guías. Su voz transmitía no solo ideas, sino también pasión y convicción personal, lo que encendía el espíritu de las personas. Su virtud era palpable, atrayendo tanto a adultos como a niños y haciendo que su catequesis fuera más poderosa que la elocuencia de los sermones de su época. Sabía reír y hacer reír a la gente de los defectos humanos, siempre extrayendo una enseñanza al final. Sabía despertar en la gente la conciencia de su profunda vocación como cristianos, y también de la justicia y el castigo de Dios, además de sus recompensas y bondades.
Nadie quedaba excluido de su amor, hasta el punto de que toda Malta y Gozo se vieron influidas por su capacidad para adaptar la vivencia de la perfección de la vida espiritual al ama de casa y al obrero comunes. Desde las altas esferas hasta los estratos más humildes de la sociedad, todos y cada uno se sintieron atraídos por el poderoso mensaje de este sacerdote para reformarse a sí mismos.