¿Qué significa la misión para nosotros los creyentes en Dios?
Dios Padre envió a Su Hijo Jesús al mundo en una misión. Dios Hijo, hecho hombre, Jesucristo, fundó su Iglesia para continuar su misión salvadora en la tierra: «Como el Padre me envió, así también yo os envío» (Jn 21,24). Cuando cumplió su misión en la tierra, Jesús, antes de ascender a su Padre, envió también a sus apóstoles a hacer discípulos de todas las naciones, a enseñar al pueblo, a bautizarlo y a seguirlo (Mt 28, 19-20).
Nuestro llamado común
¿Qué tipo de misioneros necesita la Iglesia hoy? ¿He agradecido alguna vez a Dios por mi regalo de fe? En respuesta a estas preguntas, nos reconocemos como misioneros locales entre nuestro propio pueblo. Todos los miembros bautizados y dotados del Cuerpo de Cristo son designados por Él para difundir el Reino, penetrando profundamente en el mundo para infundirlo de los valores evangélicos. Prácticamente somos misioneros en nuestro propio entorno, en medio de nuestra sociedad altamente secularizada. El don de la fe que hemos recibido también nos llama a revitalizar la sociedad con nuestro amor y presencia, especialmente entre los pobres, los que no tienen voz, los que sufren, los olvidados y los aislados.
Al celebrar el Domingo Mundial de las Misiones, pensamos en los misioneros que dejan su tierra natal para ir a misiones en el extranjero. Se trata de hombres y mujeres que respondieron a un llamado específico a seguir a Jesús, el Primer Misionero enviado por el Padre, dedicando su vida a difundir el Reino de Dios en otros países. Para recordarlos especialmente hoy, podemos hacernos las siguientes preguntas:
- ¿Oro por los misioneros que están en misiones extranjeras?
- ¿Ofrezco sacrificios por ellos?
- ¿Ahorro y doy alguna limosna o proporciono apoyo material para este fin?
- ¿Rezo para mostrar gratitud por los servicios recibidos de los misioneros locales en mi parroquia de origen o de aquellos en misiones extranjeras?
- ¿Oro para discernir si Dios me está llamando a ser voluntario para las misiones?
Para concluir esta breve reflexión decimos: «La misión debe ir dondequiera que vayamos hasta encontrar a Aquel que nos envió. La tarea de compartir a Cristo con los demás debe continuar hasta que estemos con Cristo».
¡Que María, Estrella de la Evangelización, nos acompañe!
Dra Linda Tacorda
(Iloílo, Filipinas)